En este salón de bronceado o solárium acuden muchas mujeres que se cuidan su cuerpo para ponerse morenas y broncearse cuando no es verano. El dependiente es un modesto hombre que cumple correctamente su cometido, pero detrás de esa aparente fachada se esconde un pervertido que solo quiere ver sus cuerpos desnudos para pajearse en la intimidad de su casa. Ha puesto una cámara oculta dentro de los rayos uva que es donde las chicas se desnudan y se broncean. Aprovechando la intimidad y el calor de la máquina muchas de ellas se masturban en silencio, cogen sus manos y se las pasan por sus vaginas para estimularse el punto G. Luego cuando acaban la sesión salen como nuevas de la corrida que han tenido. Más de una vez ha tenido que limpiar las máquinas el dependiente que gustosamente luego huele el paño mojado y húmedo de sus jugos vaginales. Cada día ansía cazar a nuevas chicas desnudas con sus coños rasurados y sus tetas naturales, las mejores pajas son la de las maduras cañón. Mujeres de cierta edad que cuidan sus cuerpos mejor que las chicas jovencitas y que como se gustan tanto se pajean como síntoma de su propio agrado.