Una producción porno japonesa en la que una mujer asiática con uniforme militar es capturada en el campo de batalla. Los japoneses como método de tortura emplean los abusos sexuales contra las mujeres, si los emplearan contra los hombres no serían muy eficientes. Para castigarla y someterla a un riguroso interrogatorio, cogen a esta mujer soldado japonesa y la desnudan completamente en una especie de sala a oscura. Una vez desprovista de su uniforme y su ropa íntima la atan todo su cuerpo con una soga fuerte y dura, y no solo eso sino que la cuelgan del techo para que quede colgando como un jamón. Ahí comienza su martirio, cuando un oficial del ejército contrario se dedica a torturarla al estilo más bondage, darle placer sexual estando inmovilizada. ¿Qué cómo lo hace? Pues con una vela, con la llama misma se la acerca a sus pezones y se los calienta. Cuando la vela se está derritiendo y la cera está a punto de caer lo hace encima de sus tetas, echando la cera caliente sobre sus pechos. Y si se apaga completamente pues se la mete por el coño retorciéndose de placer al sentirla dentro de su castigado cuerpo.